miércoles, 4 de julio de 2007

Los 15 Años


En el barrio donde vivo, a dos casas de mi, se mudó un vecino nuevo hace unos meses, y hace unos días una de sus hijas cumplió 15 años y nos envió una tarjeta de invitación para la familia.

Llegó el día de la cebración y decimos ir mis hermanas, mis tías y yo. Empezamos a prepararnos por que ya se nos estaba haciendo tarde. Ya era hora y cogimos para alla.

Cuando llegamos debido a que estábamos pasados un poco de hora, nos tocó una de las mesas que estaban colocadas en el techo, la cual no estaba nada mal ya que se veía todo el panorama de maravilla, desde esa posición.

Observo alrededor, y visualizo que en la mesa de al lado hay un personaje que estaba bebiéndose hasta la botella del ron. En ese momento la música la estaba controlando un discjokey. Al cabo de un rato se prepara la banda (unos cuantos músicos de esos que los contratan para las fiestas) y empiezan a tocar merengues de antes.

No bien empieza la banda cuando el borracho da un brinco y se agarra de un tubo que sobresale del techo y se pone a bailar. Después de unos minutos se cansa y se sienta en su mesa.

Las Damas y los Chambelanes se preparan para el desfile y avanzan hacia el gazebo que se encontraba en el patio y en cuyo centro estaba ubicado el bizcocho. Se posicionan los caballeros frente a las damas y comienzan a bailar el clásico "Vals de las Mariposas". No bien estan dando una vuelta cuando de repente tumban el bizcocho. Llegan dos personas inmediatamente y recogen y acomodan el bizcocho de nuevo, y sigue la fiesta.

Luego que se acabó el baile, sube el coreógrafo, nos pasa por el lado, y le da un puñetazo en la cabeza (un trompón en el huevo del oido), a una muchacha, nadie supo por que, que estaba sentada de espaldas a nuestra mesa. Seguido ella reaccionó y se le pegó de la oreja con los dientes al coreógrafo. Forcejearon un rato hasta que el pudo safarse. Luego los que organizaron la actividad los sacaron a ambos.

Para no cansarles la historia, el borracho volvió a bailar, pero esta vez mas cerca de nuestra mesa y del borde de la casa, lo cual me tenía muy nervioso. Llamamos a uno de los hermanos de la quiceañera y bajó al borracho.

Para colmo, cuando creíamos que habíamos visto todo, una señora que se había bebido unas cuantas cervezas (o sea unas cuantas jumbos), empezó a vocearnos cosas bastante desagradables, y decidimos irnos; no vaya a ser cosa que se armara otro lio.

No sabemos si siguieron ocurriendo cosas, porque la fiesta se acabó como dos horas después de habernos ido.


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